Los romanos destruyeron Jerusalén y expulsaron a los israelitas. Estos se disgregaron por el Mediterráneo y comenzó así la diáspora; la dispersión de judíos por el mundo. La historia de los hebreos en Palestina había terminado. Pero la comunidad hebrea sobrevivirá manteniendo intactas sus creencias y costumbres, gracias a su fe y a la alianza con su dios Yahvé.
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