jueves, 28 de abril de 2011

POLÍTICA, ECONOMÍA Y COMERCIO

De una organización tribal, conformada por doce tribus, que no integraban un estado, se erigió un sistema monárquico, al culminar el siglo XI a. C. donde se le concedieron al rey amplísimos poderes, en una situación crítica, ante la amenaza filistea, siendo Saúl el primer rey, cuestionado por su pueblo, por no abandonar sus asuntos particulares, como el cuidado de la hacienda paterna. Saúl murió en lucha contra los filisteos.

El segundo rey fue David (1005-972 a. C) que le dio aproximadamente en el año 1000 a. C. una capital al reino. Fue sucedido por su hijo Salomón, que al igual que su padre, elevaron a Jerusalén a la gloria.

Salomón deseaba sacar a su pueblo de la miseria, y para ello inició actividad comercial con la India.

La mayor parte de la población tenía como actividad la agricultura, sobre todo al cultivo de legumbres (habas y lentejas) de olivo y vid, y la ganadería. Criaban ganado equino, camélido y lanar.
Otros se dedicaban a las artesanías, realizando tejidos en lana y lino o piezas de cerámica.

Con el rey fenicio Hiram, de Tiro, Salomón estableció un vínculo societario, por el cual los fenicios aportaban los buques, que construían con su gran experiencia naval, y los hebreos suministraban el puerto de Elat, sobre el Mar Rojo, para comerciar por el Océano Índico.

Entre los productos exportados figuraban el vino y el aceite, siendo el oro de Arabia, y el cobre de Chipre, los productos más solicitados en sus importaciones, aunque también lo eran el cobre y el marfil. Las ganancias eran compartidas, entre hebreos y fenicios.

Con el dinero obtenido, Salomón pagaba una lujosa corte, que no fue bien vista por la población que a su muerte formó dos reinos. Los fieles a Salomón se agruparon al sur, estableciendo su capital en Jerusalén y los rebeldes, se radicaron al norte, con capital en Samaria.

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